Siempre que puedo cojo una mesa que dé a la calle para poder recrearme la vista con el trasiego de la gente que pasa, a la que hago poseedora de una vida imaginaria, turbulenta, o tal vez frívola, monótona y misteriosa. En mis manos, o mejor en mi mente, está adjudicarles uno y otro papel.
Es viernes y hay mercado, muchas mujeres con carritos o bolsas de la compra en las dos manos, haciendo básicamente cuentas para estirar el dinero, estirar el tiempo, estirar la paciencia. Las <todoterreno> no se ven como salvadoras de la familia, como elemento conciliador , como la mejor ministra de economía, como la mejor enfermera, pero no lo dudéis, lo son, eso y más.
Tal vez en algún momento echan la vista atrás y lamentan no haber estudiado si se les ha presentado la ocasión, haberse casado con Juan porque a Pedro le fue mejor en la vida, no haber aceptado el trabajo que le ofrecieron cuando nació su segundo hijo; pero lo ven como si fuera una película con otra de protagonista y en la que ellas no tienen cabida.
Se acercan al puesto de la fruta y ven unas jugosas fresas que reclaman su atención. Perfecto, ya tienen el postre. Y a continuar.
A ver si a la noche arañan unos minutos al sueño y pueden leer unas páginas del libro que han cogido en la biblioteca. Son ávidas lectoras de historias que no son las suyas y que las hacen volar por encima de su tediosa vida.
Has hecho un excelente retrato de un estado del alma femenina con el cual me siento absolutamente identificada, Josela.
ResponderEliminarUn beso!
Fer
Lleva esta entrada escrita una semana y no tenía ni ganas de escribirla aquí. Me doy cuenta de que me ha venido bien.
EliminarTe sigo leyendo Fer, querida amiga
Un beso
Bello retrato de una situación y de un grupo de personas viviendo en lo real.
ResponderEliminarBicos
la cruda realidad, Dr
EliminarGracias y un beso
Qué cotidiano y liado todo, Josela. Yo hoy he entrado a comprar una docena de huevos porque sabía que no quedaba ni uno, bueno sí, uno, y he salido cargada con dos bolsas. Claro, luego queda organizarlo. A veces creo que es mejor no pensarlo.
ResponderEliminarMe encantan las cristaleras y ya si es estar detrás de ellas en un sitio calentito con un buen cafetito delante sientiendo el calor del lugar. Hmmmmmm todo sabe bien.
Besazo gordo, Josela. Bellas flores las de la imagen.
Somos unas campeonas, querida Angie!
EliminarEscojo esta cafetería por las vistas porque lo que es la atención en ocasiones es más bien deficiente. Eso sí el chocolate está de fábula.
Un beso, querida amiga